Los curadores Rosa Pera y José Luis de Vicente nos hablan de la exposición «Curiosidad Radical. En la Órbita de Buckminster Fuller».
Revisar el legado de figuras tan influyentes como Buckminster Fuller es un ejercicio de alta complejidad, pero también una oportunidad y un reto que los curadores Rosa Pera y José Luis de Vicente hacía tiempo que tenían en la cabeza. Hemos conversado con ellos sobre la exposición que están a punto de presentar en torno a la figura de este arquitecto/diseñador/pensador inclasificable, titulada «Curiosidad Radical. En la órbita de Buckminster Fuller», que debía inaugurarse el pasado 25 de marzo en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid y no pudo abrir puertas como estaba previsto debido a las medidas de confinamiento decretadas para frenar la expansión de la COVID-19.
¿Tenéis nueva fecha de inauguración?
Rosa Pera (RP) – En otoño, en principio el septiembre.
¿Cómo surgió la idea de una exposición alrededor de Buckminster Fuller?
José Luis de Vicente (JLDV) – Surgió en conversación con Fundación Telefónica. Ellos habían hecho una serie de exposiciones dedicadas a figuras importantes como Tesla o Julio Verne con el objetivo de crear un imaginario colectivo en torno a la relación entre la sociedad, la tecnología y la innovación hoy y nosotros durante varios años, y en diversos momentos, nos había interesado la figura de Buckminster Fuller.
Para mí personalmente siempre había sido una especie de referente que había ejercido fascinación sobre muchas generaciones posteriores de la clase de trabajo con la que yo estaba más alineado y Rosa en ese momento también estaba investigando una serie de temas que le habían llevado a su figura.
RP – Yo estaba investigando temas relacionados con la educación informal y de qué manera se vinculaba la creación en el arte y en la cultura de una forma más innovadora, y me topé con Fuller y empecé a profundizar en su legado. Compartiendo estas ideas con José Luis pensamos que era un buen momento para recuperar su figura ahora. Buckminster Fuller había anticipado en cierto modo muchos problemas que estamos viviendo, como la situación actual de emergencia climática y la necesidad de reformular sistemas de manera radical. Por ello decidimos presentar el proyecto de exposición al Espacio Fundación Telefónica, encajaba con la línea expositiva del espacio, con nuestra investigación y con muchos de los retos que nos ocupan hoy.
¿Cómo lo presentaríais a gente que no ha oído hablar mucho de él?
RP – Buckminster Fuller era un visionario del siglo XX con ideas del siglo XXI que aportó nuevas y osadas perspectivas en ámbitos como la arquitectura, el diseño, la educación y la relación de los habitantes de la Tierra con el planeta y el universo.
JLDV – Para mí lo que es más destacable resaltar para alguien que no conoce a Fuller es que en el siglo XXI hemos naturalizado que en nuestro medio cultural, las tradicionales barreras entre arte, pensamiento, diseño y ciencia son fluidas y que todos los procesos contienen elementos de todas partes. Esto no ha sido siempre así. Este proceso tuvo un comienzo histórico, un arranque, y la figura de Fuller fue esencial para catalizar esta clase de ideas y de procesos, y demostrar que los límites entre un filósofo, un diseñador, un arquitecto y un inventor no están fijados de manera rígida.
¿Cómo lo presentaríais, por el contrario, a quien crea que ya lo sabe todo sobre Buckminster Fuller?
RP – Yo les diría que Bucky es inalcanzable; su universo es como uno de sus dodecaedros, cubierto de espejos y en movimiento permanente. Dependiendo de la luz con que se ilumine puede dar reflexiones y reflejos diferentes en cada momento.
JLDV – Nos parecía que su figura en España es evidentemente muy conocida en el ámbito del diseño y la arquitectura, pero no necesariamente para el gran público y por eso nos pareció que era muy interesante no hablar solo de Buckminster Fuller y de su importancia sino hablar de él desde el 2020 y en relación con artistas, diseñadores y arquitectos contemporáneos. Habiendo nacido y crecido en un momento de transición del mundo del siglo XIX al mundo del siglo XX, Fuller pensó y se adelantó a los problemas sistémicos del siglo XXI. Fue el primero que puso la mirada en las limitaciones inherentes del crecimiento, de la idea de que el crecimiento toparía con los límites biofísicos del planeta.
Sí, su figura suena mucho en el ámbito de la arquitectura y la ingeniería, pero sus ideas abarcan mucho más allá… ¿Cuál es para vosotros su legado más destacable?
RP – Algo que define mucho a Fuller es el desbordamiento. Si hacía una conferencia, la desbordaba. Si tú escuchas su serie de conferencias «Everything I know» ves que le hacen una pregunta y empieza en un punto y de repente empieza a desarrollar todo un universo que se va del tema inicial y acaba siendo incluso más interesante. Desbordó todos los formatos, tanto el de la conferencia, como el del libro, que se ve en las publicaciones que hizo.
Esto es un los puntos más positivos y útiles a tener en cuenta del legado de Fuller, que las cosas no empiezan y acaban en sí mismas. Él hablaba por un lado de la noción de sinergia, que aplicaba a todas las investigaciones, teorías y dispositivos que generó, y a través de la cual aseguraba que no tiene sentido concentrarse en una parte, pues el todo se explica por la interacción de las partes. Él mismo era muy consecuente y su cabeza era totalmente sinérgica y su manera de comunicar también lo era, y eso es súper interesante.
Por otra parte, la idea de que el mundo puede funcionar de otra manera y que cualquier persona puede cambiarlo pensando y actuando también es uno de sus legados más importantes. Una de sus citas más interesantes, para mí, dice: «Nunca cambies las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, crea un modelo nuevo que haga que el modelo existente sea obsoleto».
Una de las cosas más interesantes de cualquier exposición es cómo dialoga con el momento actual y parece que en el caso de Buckminster Fuller este diálogo es extremo. Decíais que es una personalidad del siglo XX operando con ideas del siglo XXI. ¿Cuáles eran algunas de estas ideas que hoy resonarían especialmente?
RP – Por ejemplo, que los recursos de la Tierra son finitos y que debe contemplarse como gestionarlos y que el big data es una buena manera de hacerlo. Esto ahora está muy sobre la mesa, pero él planteó mucho antes que se tenía que atender a los procesos de la naturaleza para fundamentar el mismo sistema que regiría el planeta y la sociedad actual.
También, que no tiene sentido un sistema epistemológico basado en la especialización y las categorías disciplinares estancas, sino todo lo contrario, lo que es más efectivo y natural es pensar y trabajar en la antidisciplina, en el territorio fértil que hay entre las disciplinas y las categorías académicas. Él fue uno de los precursores del debate en torno al conocimiento organizado por disicplinas y el pensamiento antidisciplinario. Opinaba que la especialización era un error y que lo más importante es la conexión de saberes a través de la investigación y la experimentación.
En este sentido, Fuller abogaba por reimaginar la educación por completo, y es célebre su propuesta de que las universidades deberían parar durante una década para dedicarse exclusivamente a pensar cómo el mundo podría funcionar de manera diferente. Hoy es usual trabajar en proyectos y talleres basados en la práctica y en la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad o incluso en la antidisciplinariedad, como es el caso del MIT, y todo ello es algo que ya planteó Fuller en su momento. Él trabajó a la vez con artistas y científicos de manera muy natural, casi militante. Alguien que ejemplifica esto a la perfección hoy es la artista e investigadora en el MIT Neri Oxman, presente en la exposición.
JLDV – Otro de los grandes temas que Buckminster Fuller trató y al que dedicó la primera parte de su carrera fue el de la vivienda asequible, un problema que sigue sin estar resuelto hoy. Cuando estábamos hablando de la exposición era evidente que todas las grandes ciudades del mundo desarrollado estaban viviendo una crisis de vivienda y que la falta de disponibilidad de vivienda asequible es todavía lo que más determina las posibilidades de vida de las personas.
RP – De hecho, el problema que tiene la sociedad con la vivienda es la punta del iceberg sobre el que se fundamenta el sistema que nos ha llevado aquí, que es la propiedad. Y ese era justamente uno de los temas que cuestionaba Fuller: para tener una vivienda no tienes por qué ser propietario de la tierra porque una vivienda puede ser ligera y móvil y no debe depender de la propiedad de tierra.
JLDV – Otro tema fascinante y que resuena mucho para mí, que me he dedicado más de quince años a investigar el espacio de relación entre tecnología y sociedad, es el tecnodeterminismo de Fuller: él pensaba que no había un problema la solución del cual no fuera tecnológica. De hecho, puedes crear una línea genealógica muy clara entre como las ideas de Fuller impactan en el movimiento de la contracultura y de los «hippies», que es uno de los valores que integra la sociedad californiana cuando empieza a forjar el modelo de relación entre modos alternativos de vida e industrias emergentes, como la de las computadoras, que creó el caldo de cultivo que se convertiría Silicon Valley.
Cincuenta años después, de alguna manera, esta mentalidad que todos los problemas tienen una solución tecnológica, que no necesitamos soluciones políticas o acuerdos políticos allí donde podemos encontrar una solución técnica, ha creado un modelo muy determinado de mundo que algunos llaman solucionismo. Con esto quiero decir que también hay un lado oscuro o influencia perniciosa de la figura de Fuller que es muy interesante. De hecho, Fuller también creó en cierto modo el prototipo o el origen del speaker inspiracional que cree en los discursos triunfalistas para encontrar la utopía de mundos mejores donde no hay ganadores ni perdedores, sino que somos todos iguales. En resumen, para mí lo realmente fascinante es que para bien o para mal seguimos viviendo bajo la sombra de Buckminster Fuller en 2020.
La exposición se titula «Curiosidad Radical. En la órbita de Buckminster Fuller» ¿Quién está en esta órbita?
RP – Decimos en la órbita de Buckminster Fuller porque lo presentamos acompañado de gran parte de artistas, diseñadores y arquitectos actuales que actúan recogiendo algunas de las ideas y estrategias que él puso sobre la mesa en su momento. Pero también resaltamos esta órbita porque queríamos evitar hacer un homenaje panegírico a su figura y preferíamos mostrar las luces y las sombras desde el hoy y desde el impacto que han tenido sus ideas. Lo presentamos porque aquí no es una figura tan conocida como en EEUU fuera de los ámbitos más especializados del diseño y la arquitectura, pero también creemos que es importante explorar de qué manera lo debemos mirar y absorber ahora mismo desde una visión crítica de nuestro presente.
Por ejemplo, es muy curioso cómo es reclamado como gran referente tanto desde Silicon Valley como el movimiento hippie. O cómo quería aplicar las ideas del fordismo a la vivienda para que todo el mundo pudiera acceder a ella y no hubiera desigualdades ni ningún prejuicio para el planeta y la sostenibilidad, pero justamente ha sido el fordismo la base del capitalismo que nos ha llevado donde estamos. Estas tensiones nos parecen muy interesantes de abordar a través de una figura como la suya y también de su entorno o de quién ha continuado explorando lo que él ya se planteó.
En su órbita en su tiempo podríamos encontrar nombres como el escultor Isamu Noguchi, Steward Brand o los arquitectos Cedric Price y Norman Foster. Hoy podríamos encontrar artistas como Olafur Eliasson o diseñadores que han recogido sus ideas y observaciones, como los que trabajan tomando la naturaleza como principal fuente de conocimiento, como la misma Neri Oxman, Joris Laarman o Tomas Libertiny, o arquitectos como Andrés Jaque. También nos interesa mucho su parte especulativa y más relativa al arte, que hemos añadido a la exposición con referencias al arquitecto Jose Miguel de Prada Poole o el artista Gyula Kosice.
JLDV – Otra de las cosas más fascinantes sobre Fuller es que es una figura ideológicamente muy difícil de ubicar y esto se refleja también en el impacto que ha tenido. En algunos casos fue extremadamente creyente de la macroproducción a gran escala y de los mecanismos del capitalismo para poder distribuir a todos los niveles, pero, por otra parte, también defendió medidas en muchos casos casi de izquierda radical con respecto a la propiedad. Libertarias no solo en cuanto a derechos individuales, sino de abolir radicalmente principios de la sociedad de mercado.
Cuando hablamos de su órbita también nos topamos con estas paradojas. Si ves los arquitectos que lo han seguido hay desde discípulos directos suyos como Norman Foster, con quien colaboró y tuvo una relación personal, que es uno de los arquitectos que más ejemplifica el poder de la arquitectura para representar el capital; y por el otro lado, arquitectos ecológicos como William MacDonough o Shigeru Ban también admiten mucho el peso de sus ideas. Todo esto lo convierte en una figura que es inacabable…
Para alguna gente, si esta exposición se hubiera hecho hace 10 o 12 años, tal vez explicaría el trabajo de Fuller casi como una serie de bellas utopías, pero en el fondo fallidas porque la mayoría de sus proyectos no tuvieron mucho éxito más allá de la cúpula geodésica. Lo que existen son prototipos y relatos de fracasos: el coche que diseñó y que iba a revolucionar el automóvil y que fracasó, las casas producidas en masa que no llegaron a fabricarse… En cambio, si tenemos en cuenta que en 2020 el arquitecto y el artista más reconocidos del mundo son Norman Foster y Olafur Eliasson, y que en ambos la influencia de Fuller es más que evidente, es muy difícil hablar de su trayectoria en términos de fracaso.
RP – Sí, también la pasada Trienal de Diseño de Milán, comisariada por Paola Antonelli bajo el título «Broken Nature. Design Takes on Human Survival» comenzaba muy oportunamente con una cita de Buckminster Fuller. Que una exposición de referencia como ésta, que quiere apelar a nuevas relaciones con el planeta para inventar futuros más sostenibles, haga explícita la referencia a Bucky no es casualidad.
¿Como habéis trasladado este enfoque físicamente a la exposición y en cuanto al diseño gráfico y expositivo?
RP – La exposición la hemos organizado en ocho ejes temáticos, todos conectados entre ellos: Haz de tu vida un experimento, Diseño Revolución, Refugio, Tensegridad, Experimentación, Geodesia, Información y Educación. En la trama de ejes se superponen la vida, las ideas y las invenciones de Fuller y el trabajo de otros diseñadores, artistas y arquitectos de su tiempo y de hoy, para ofrecer un entramado de ideas y visiones que se interconectan y que son inspiradoras para un presente lleno de incertidumbres y un mundo que requiere cambios profundos.
Nos hemos aproximado a través de conceptos y no de dispositivos, lo cual ha tenido su dificultad puesto que todo se conectaba de alguna manera. Buckminster Fuller tiene un pensamiento esférico y geodésico en sí mismo y la exposición la hemos planteado de forma circular.
También queremos destacar un encargo que hemos hecho a Studio Folder para tratar el concepto información. Esta es la única sección donde el grosor es el trabajo de estos diseñadores contemporáneos a partir de referencias y materiales de Fuller. En el resto de secciones el viaje es inverso.
El diseño gráfico ha ido a cargo de Opisso y el diseño del espacio lo hemos trabajado con Fernando Muñoz Gómez, que conoce el espacio muy bien. Teníamos muy claro que no queríamos un espacio expositivo tradicional de paredes blancas (white cube), queríamos un espacio que transmitiera el propio dispositivo Fuller, esférico y sinérgico, donde todo estuviera conectado, y así lo propusimos para que se reflejara en toda la experiencia, a través del diseño gráfico y expositivo.
JLDV – Algo que hemos notado mucho en este proceso de dos años de investigación que nos ha llevado, es que hemos estado trabajando con sesenta años de trabajo de alguien que era absolutamente hiperactivo y desmesurado. ¡Se podrían hacer un millar exposiciones diferentes sobre él!
RP – Sí, uno de los grandes retos de la exposición ha sido cómo presentar el «Dymaxion Chronofile», todo el archivo de Fuller que está en la Universidad de Stanford. En 1927, después de una gran crisis, Fuller decidió empezar a guardar todos los documentos que pasaran por sus manos. El resultado de esta decisión es ese archivo de gran volumen en el que nos sumergimos en el momento de investigación y que queríamos trasladar al visitante, porque representa de alguna manera su universo inalcanzable. Por eso la exposición arranca con una instalación de carácter inmersivo sobre el Dymaxion Chronofile. Nos parecía la manera de representar este espíritu Fuller, de sumergirnos en su cabeza.
Me imagino que habéis tenido que replantear el programa público. ¿Qué ha quedado y cómo podrá llegar a públicos más allá de Madrid?
RP – Se podrá llegar a través de la red. De momento se ha realizado una colección de podcast a cargo de PodiumPodcast que se llama «Curiosidad Radical Fuller» y también se ha lanzado la actividad «El Reto Educativo Fuller» en el diseño del cual ha participado el equipo del espacio Fundación Telefónica junto con la Fundación Ashoka, dedicada a la innovación social, reuniendo organizaciones educativas externas conectadas con diferentes realidades sociales.
El Reto Educativo Fuller es un concurso orientado a la participación de jóvenes de entre 14 y 18 años, alrededor de la innovación, la educación, la sostenibilidad, la tecnología, el diseño, etc., a través de la figura de Fuller, en el ámbito de centros educativos de educación secundaria, formación profesional, bachillerato, entidades de educación no formal o grupos de jóvenes independientes. Los jóvenes, organizados en equipos, participarán proponiendo proyectos que, mediante el uso de la tecnología, reviertan beneficios para la sociedad en su conjunto. Ahora está activa en la red, a través de la iniciativa «Creating for Humanity» un llamamiento global a los jóvenes de parte de grandes instituciones para crear proyectos y plantear ideas que puedan contribuir a mejorar el mundo post-COVID-19. El programa público presencial continuará en otoño.
En anticipación de la exposición, ¿nos recomendáis alguno de sus libros, o algún podcast o película alrededor de sus ideas?
RP – Sí, recomendamos los podcasts sobre la figura de Fuller, que son de carácter divulgativo. Para un conocimiento más profundo, recomendamos el libro «Buckminster Fuller. Anthology for The Millenium» editado por Thomas Zung, arquitecto y uno de los más estrechos colaboradores de Fuller. El libro contiene una selección de los escritos de Fuller, cada uno introducido por grandes conocedores de Bucky, como Norman Foster, Arthur C. Clark o E.J. Applewhite. También la famosa colección de conferencias del mismo Fuller «Everything I Know», fruto de una maratón de 12 charlas que dio en 1975 y que duró 42 horas. Muchas de las sesiones están en la red y son un material excepcional para acercarse al universo Fuller en contacto con él mismo.
Entrevista: Sol Polo