The Glass Apprentice: hacer bailar al vidrio

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Este socio de la A-FAD es de los pocos sopladores de vidrio en activo en Cataluña y seguramente el más joven. Hemos hablado con él de su trayectoria.

A Pròsper Riba Vilardell, el artista y artesano del vidrio que hay detrás de la marca The Glass Apprentice, hay que reconocerle muchos méritos. Este socio de la A-FAD no solo es de los pocos sopladores de vidrio en activo en Cataluña y seguramente el más joven, sino que ha aportado luz, color, movimiento, frescura y actitud al arte del vidrio. Hemos hablado con él de su trayectoria, su visión de la profesión, sus referentes y sus aspiraciones de futuro.

 

Pròsper Riba Vilardell (The Glass Apprentice) trabajando el vidrio.

 

De la luz al vidrio

Riba estudiaba un ciclo de modelismo industrial en la Massana y planeaba crear una instalación lumínica como proyecto de final de ciclo, y en el proceso de materializar la idea, se topó con el vidrio. El resultado de este proyecto, la lámpara Matriu, se convirtió en el punto de partida de una fértil exploración del mundo del vidrio soplado que le llevó a formarse con Matteo Gonet en Suiza (por recomendación de Guillem Ferran, su tutor en la Massana y vocal de la junta de ADI-FAD), y de forma muy especial en la Escuela del cristal de Zwiesel y en Bild-Werk (Alemania), cuna del arte contemporáneo en vidrio, así como en Estados Unidos (Penland School of Craft), Bélgica (Provincial Archeological Museum), Austria (Glashütte Comploj) y Francia (JMW_Studio y fluido).

El arte del vidrio es una técnica ancestral con casi cinco mil años de antigüedad y su aprendizaje ha sido considerado hasta hace pocos años como un proceso iniciático en el que el primer grado era el del aprendiz y el segundo el de maestro. Aunque Riba ya es todo un maestro en la materia, su nombre creativo, The Glass Apprentice, quiere expresar el núcleo de su filosofía y de su obra: la experimentación y el aprendizaje continuo.

 

Floreros Quijote. Foto de Lea Ferraton

 

Ir más allá

«El hecho de trabajar como una burbuja hace que la gran mayoría del vidrio soplado se convierta en un recipiente. Siempre cuesta un poco salir de esto, pero se puede salir». Riba demuestra que el oficio del soplador de vidrio tiene mucho espacio para la innovación. El vidrio soplado tiene muchísimas posibilidades más allá de los recipientes y, aunque disfruta creando sus jarrones Quijote, su meta es combinar diseños comercializables con piezas más cercanas al arte que exploren nuevos terrenos.

«Little Dancer», una serie de pequeñas esculturas de vidrio soplado numeradas y coleccionables que parten de formas geométricas básicas, son un buen ejemplo. Bajo su batuta, los little dancers adquieren un aspecto dinámico, haciendo un homenaje a los movimientos que preceden al estado sólido del cristal, un momento en que el material ardiente sobre la caña adopta una coreografía de formas y se acerca a la textura de la miel. Las piezas resultantes, cada una única, funcionan por separado y en grupo, referenciando interacciones sociales con piezas más atrevidas que otras y actitudes más quietas o más alocadas.

 

N° 47 Little Dancer. Foto de Lea Ferraton

 

Por supuesto, este deseo de ir más allá no pone las cosas fáciles. El tiempo de experimentación y la complejidad de algunos diseños, como por ejemplo su «Phoenix», sumado a un proceso físicamente exigente y que consume mucha energía, se traduce en un coste que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Esto a menudo está ligado a una falta de apreciación por el proceso artesanal que la cultura de fabricación industrial ha engullido a escala global, y en unos países más que en otros. Riba comenta que en Alemania y en Francia se valora mucho más lo hecho a mano y hay más conciencia de la artesanía en general, no solo del vidrio soplado.

 

¿Dónde y cómo trabaja The Glass Apprentice?

Riba y su compañera Pia Hoff, también sopladora de vidrio, alquilan un espacio en el Museo y Horno del Vidrio de Vimbodi y Poblet para hacer las piezas que necesitan hacer, tanto para sus proyectos como para los proyectos que llevan a cabo para otros diseñadores. Recientemente, por ejemplo, Riba ha soplado unas canicas gigantes ideadas por Alex Trochut en colaboración con Hey Studio.

El vidrio que utilizan es cristal de la industria del automóvil resultante de un proceso de upcycling que lleva a cabo la empresa «Kugler Colors», donde compra los colores también.

 

Canica gigante bufada por The Glass Apprentice para un proyecto de Alex Trochut en colaboración con Hey Studio

 

Materialidad y geometría como fuente de inspiración

En el ámbito del vidrio soplado, Ned Cantrell es uno de sus diseñadores favoritos. De su trabajo aprecia sobre todo la materialidad que le da a sus piezas: «Que un material te pueda sugerir otro material me parece muy interesante».

En cuanto a su inspiración más allá del vidrio soplado, confiesa su amor por la geometría, aunque asegura ser un mal matemático: «Normalmente creo a partir de la forma geométrica. Los «Little Dancers» parten de las formas básicas de la geometría: la bola, el cono, el cilindro… y, al final, es lo que hace todo diseñador, juntar elementos básicos».

 

«Es vidrio». Imagen de un ensayo de The Glass Apprentice para canviar la materialidad del vidrio.

 

Del vidrio a la luz

Sobre sus planes de futuro, uno de los ámbitos que más le interesa explorar es la iluminación, no solo en el ámbito del diseño, como ya inició con Matriz, pero también en el arte contemporáneo.

Trabajar el vidrio y la luz en una instalación artística recogería de alguna manera la herencia familiar de Riba, que por vía paterna proviene de una estirpe de artistas catalanes que se ha dedicado durante generaciones a la escultura, la literatura, la música o la orfebrería, y por vía materna bebe de la influencia de la creación escénica a la que se dedica su madre, que le regaló el nombre del protagonista de «The Tempest» de Shakespeare.

Sin duda, en Pròsper ha creado un cuerpo de trabajo donde el vidrio ha adquirido vida: desde la matriz inicial, pasando por el carácter de sus jarrones Quijote, la pieza Phoenix donde el material parece pasar por varios estados o las interacciones sociales de sus little dancers. Una verdadera nueva escena emana de sus juguetonas creaciones y mientras esperamos su próxima pieza, os invitamos a adentraros en su mundo.